Chau Peru, Hola Bolivia











Después de los 5 días subiendo el Machu Pìcchu, volvimos a nuestra querida ciudad de Cusco, para salir a Copacabana, Bolivia. Volver por unas horas a Cusco fue como volver a casa: es tan increíble y vivimos tantas cosas ahí que el regreso fue todavía mejor que la llegada.
Nos dedicamos a conocer más las calles, la gente, comer empanadas en la calle, sacar fotos... Como teníamos que hacer tiempo hasta la hora del bondi, nos sentamos toda la tarde a tomar mate ( con la bombilla casera "Bic" - como nos la olvidamos, le hicimos agujeritos a una birome y tomamos mate desde ahí!). Todo el tiempo venían chiquitos a vendernos cosas, desde cigarrillos marca "El Che!, hasta lustrarnos nuestros zapatos ( q eran alpargatas, así que no tenían negocio con nosotras). No teníamos un mango así que, en vez, les ofrecíamos charla. Se coparon y nos fueron rodeando. Les dimos a probar mate a todos, ( Richard, Michael, Luis, entre otros.. de 7-10 años) y les enseñamos a jugar al Chancho Va! Se prendieron como locos y al rato hacíamos tanto ruido que la gente se acercaba a mirar qué hacían estas turistas con los chiquitos de la calle... Fue buenísimo. Después se armó ronda de chistes y , para completar, la orquesta de policías de Cusco se puso a tocar en vivo un concierto increíble.
La verdad, aunque suene grasa, fue mágico. La mejor despedida que Perú nos pudo haber hecho.
Nos fuimos a la terminal y salimos para Copacabana nomás. El "Coche cama" que nos vendieron fue una farsa y dormimos pésimo y muertas de frío. Además teníamos escala en Puno, antes de la frontera, y tuvimos que esperar 2.30 horas ahí, sin un maldito SOL peruano, porque habíamos gastado los últimos en Cusco.
De todas maneras, llegamos a Copacabana al mediodía. Bolivia: Apenas cruzamos esa delgada frontera cubierta por un arco de cemento, se notó la diferencia en la cultura. En Perú éramos las reinas. Apenas llegábamos, una multitud de gente se acercaba a ofrecernos hostel, comida, tours, chancletas, gorritos, pochoclo... lo que fuera. En Bolivia, ya era otra cosa. No están tan abiertos a lo "diferente" y al turismo, como Perú. No te rebajan un peso y si les decís que te vas a otro lado, no les importa y, para completar, se ríen en tu cara. Insólito. Hay mucha más pobreza pero mucho mas orgullo. En Copacabana nos costó mucho encontrar hostel. Eran caros y además se reservaban el derecho de admisión.
- ¿Tiene cuartos?
- Si tengo, señorita.
- Bárbaro. somos 6 - Ah... no. Tengo un cuarto par 7 nomás.
- ¿¿y?? - No. No tengo cuartos. Hasta luego.
O la peor fue, después de la décima vuelta por el pueblo buscando lugar...
- ¿Cuanto cobra el cuarto?- le grito al recepcionista, que me atiende desde una ventana
- 25 con agua caliente.
- Pero somos 6 , ¿nos lo podría rebajar a 20?
Se ríe mirando a alguien dentro de la habitación, nos vuelve a mirar, se vuelve a reír y repite.
- $25 .
- Bueno, nos vamos...
¡¡¡Y se siguieron riendo!!!
Mas allá de eso, Copacabana tiene muchos artesanos, y el lago Titicaca en frente, que lo hace muy lindo. Las familias salen a pescar con sus redes y las señoras están sentadas en la playa con sus polleras inmensas, sus sombreros estilo Galera, y sus hijitos corriendo siempre de acá para allá Al día siguiente nos fuimos en barco a la Isla del Sol. Esto si que fue un paraíso deshabitado. playas re lindas, agua turquesa y al fondo, montañas con nieve.. y ¡ni un alma! Impresionante. Finalmente, un poco de paz. El hostel fue el mejor y el más barato. Estaba tan alto que veías las playas del este y las del oeste. Yo me metí al lago Titicaca, y me morí de frío, pero tenía que hacerlo. Patos, burros, pájaros..botes solitarios, juncos, piedras... Todo es un paisaje primitivo, de casitas de barro y paja..Tan lejos de la civilización que daban ganas de que la modernidad nunca lo descubriera.
Y hoy, llegando al presente, llegamos a La Paz. No ME GUSTA NADA!!! Me quiero ir !! Es una Villa 31 del tamaño de buenos aires..! Bueno, no para tanto.. pero es muy fea y con demasiada pinta de peligrosa. Es como un inmenso valle de cemento y casas de ladrillos crudos, donde se ven las pinceladas de cemento y los techos de chapa. Como si algún día alguien hubiera regalado ladrillos y la gente, desesperada, hizo toda la ciudad apurada y sin planificación ni estilo. En dos palabras: un asco. ( perdón, Bolivia). De todas formas mañana nos vamos a Coroico, así que no nos queda mucho tiempo acá.
Me voy a descansar!! mary

Comentarios

Consuelo Seru ha dicho que…
QUIERO VOLVER YA!!!!!!!! De pelos el VIAJON que armamosss!!!!
Solo quiero aclarar un temita.... "inventamos una bombilla"...!?? Aramos dijo el mosquito... mery caradura... la invento un mendocino y ni siquiera estabas presente... jejjejee!!!